lunes, 24 de noviembre de 2008

Discapacidad y empleo

El 10% de la población mundial, o sea, 610 millones de personas, padecen una discapacidad según la estimación realizada por la Organización Mundial de la Salud (publicada en 1999). De ellas, 386 millones tienen entre 15 y 64 años. La tasa de desempleo en este grupo varía desde el 13% al 80% en países en desarrollo. Como consecuencia, muchas personas con discapacidad viven en condiciones de pobreza y su contribución potencial queda desperdiciada.

Las personas con discapacidad no son un grupo homogéneo ya que pueden presentar discapacidad motora, visual, auditiva, visceral, intelectual o una alteración mental grave. La misma puede ser congénita o adquirida por enfermedad y/o accidente. En este sentido muchas de las discapacidades no son inhabilitantes para el trabajo; por el contrario, el ámbito laboral suele ser un espacio de rehabilitación.

En los últimos decenios, las organizaciones de personas con discapacidad y sus defensores, se han esforzado por lograr que la discapacidad se considere en el marco de la igualdad de derechos, más que la asistencia social, y por fomentar un cambio de oportunidades de empleo y de participación en la sociedad.

Hay muchas personas con discapacidad que quieren y pueden trabajar, pero se hallan excluidas. Esta discriminación es más visible entre las mujeres con discapacidad, quienes suelen tener mayores dificultades para encontrar un empleo remunerado, con respecto a las mujeres en general y a los hombres con discapacidad.

Una de las causas del desempleo, en las personas con discapacidad, se debe a que lo empleadores creen, que estos trabajadores no están preparados para ingresar al ámbito laboral, y por lo tanto no les dan la oportunidad de demostrar sus habilidades. Otras razones son: que las personas con discapacidad no han tenido el adecuado acceso a la educación y a la formación profesional, que los servicios de ayuda que requieren no están disponibles, que la legislación y las políticas no facilitan su incorporación al empleo y que los edificios y los medios de transporte no son accesibles para ellas.

Sin embargo, los argumentos económicos que avalan la conveniencia de contratar a personas con discapacidad son cada vez más evidentes. De acuerdo a la Organización Mundial del Trabajo, este tipo de empleados suelen ser más responsable, sufren pocos accidentes, permanecen en el puesto de trabajo durante más tiempo que los demás trabajadores. Asimismo, contribuyen a la productividad, a la moral del personal y al espíritu de equipo.

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